miércoles, 18 de diciembre de 2013

Me observo en el espejo.

Me observo cada noche en el espejo, me doy cuenta de bastantes cosas al hacerlo; Poco a poco, mi rostro se torna más maduro… Las ojeras comienzan a notarse más y ya no se me nota mucha inocencia.

Vaya, ¿Quién diría que eso que me daba oportunidad de esconder algo de mi personalidad desaparecería así? Es decir… Cuando era aún más joven, siempre pensé que esa “inocencia” en mis ojos duraría para siempre y… Está desapareciendo.

Veo a los aún más jóvenes mostrando a sus amigos sus trofeos, sus chicas, sus fiestas y me pregunto: ¿Llegarán a ser tipos como yo?.. Adictos a varios tipos de drogas, al sexo, a las malas decisiones. Espero que no.

Estos días, me he centrado mucho en mí… Y en mi mujer, de mirada inocente, pero de corazón como el mío y con esa bella sonrisa que, a pesar del dolor, me hace sonreír también. Honestamente ya no sé qué será de mi vida.

Todo parecía tan fácil hace un par de años: Sentarse a esperar que las mujeres vinieran; El dinero, las fiestas, los amigos. Siempre había funcionado.

Cuando cumplí dieciocho años pensé que todo sería mejor… Que ya podría entrar a lugares donde de menor no podría. Sin embargo, me di cuenta de algo: ¡De menor ya me dejaban entrar a esos lugares!  Y ahora no tengo dinero para entrar.
Supongo que no soy el único al que le pasa.

Cuando estaba en primaria, hace ya varios años, soñaba con entrar a la secundaria… “Ser mayor” pensaba yo.
Pues bien, ahora ya estaría en universidad y no me siento grande… Es más, desearía quedarme así.
Estoy jodido, sin amor, sin algo seguro y sin trabajo… Pero al menos tengo placer cuando quiera.

Héctor “skull” Nájera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario