viernes, 1 de mayo de 2015

Espacio de rastreo: Capítulo uno.

Espacio de rastreo.
Capítulo uno: Amuleto de cucaracha.

Hubo un resplandor en su mano izquierda; tenía la forma de una cucaracha…
Sus venas se volvieron color magma y su rostro empalideció; aún más de lo que de por sí ya estaba.
Y así fue como se fue mi vida, con la de aquél ser alado, parecido a un guardián pero con una forma femenina… Una armadura dorada con detalles plateados, que dejaba una estela de luz increíblemente brillante al atravesar las barreras que nos contenían dentro del campo de batalla; como si el mismo sol estuviera frente a mis ojos.

Probablemente estaba hipnotizado por aquél espectáculo, nunca creí que vería partir así a alguien que había llegado a estimar… Por primera vez.

Y ahí fue cuando vi las esquirlas de vidrio cayendo a una velocidad impresionante; invoqué mi espada y con ésta misma formé un iku, que es una esfera de energía con una resistencia casi ilimitada y con ésta misma, me cubrí de los peligrosos fragmentos acercándose a mi persona.

-¡Shanada!- Grité a mi compañera, que se encontraba igual de sorprendida que yo, observando a Celeste elevándose por los cielos.

Ella logró captarme y asintió con la cabeza; corrió hacia mi iku y de inmediato se protegió junto a mí, dejando que las esquirlas cayeran pocos momentos después y terminaran con casi toda vida en la arena de batalla… El enfrentamiento había terminado… O al menos eso parecía.

Rotché, que se encontraba en un trono en lo alto de la arena, juzgando los combates, se levantó de este y observó a su alrededor, meneando la cabeza de lado a lado, decepcionado y horrorizado por el sangriento espectáculo que nuestro combate ofreció.
-Bien…- Susurró, haciendo que su voz se escuchara en el enorme lugar, donde los combates eran organizados. –La ganadora es Celeste y su fallecido compañero, Trokor.-

El cuerpo de Trokor. Yacía en la arena, frente a nosotros… Fue el compañero de Celeste durante muchos años y ahora terminaba así, asesinado por los escombros de su escape.

Había gente mutilada rodeándonos; Shanada siempre fue muy sensible y no pudo evitar romper en llanto… Los cuerpos habían quedado hechos pedazos a tal grado, que la sangre casi cubría en su totalidad las barreras de la arena.

Hacía años que no se veía una muerte en un combate amistoso; pero el hecho de que era la única oportunidad de escapar para Celeste, ayudó a que esto ocurriera.

Entraron dos guardias a la arena y pusieron cadenas de energía en las manos de Shanada, al igual que en las mías y su cabello negro se agitó cuando la tomaron por el brazo y nos hicieron caminar de vuelta a nuestras celdas, donde llevábamos ya una eternidad y nos esperaban más de un millón de eternidades más.

El camino por los pasillos de la prisión de Askerte era muy tenebroso; podías observar cuerpos de prisioneros colgados en sus celdas, dejando a evidencia lo desesperante que era mantenerse aquí… Los peores de esos prisioneros se encontraban en el nivel subkrit 14, que se traduciría como “sub-suelo catorce.” Quizá sepan de qué va la cosa con tan solo eso… En este lugar, todos tienen una jaula para ellos solos y por jaula, me refiero literalmente a una jaula, en aquél caliente y aterrador lugar, donde no llega la luz y donde se les ha arrebatado la posibilidad de utilizar sus dones o habilidades.

Shanada y yo teníamos una relación muy cercana, básicamente, ella me otorgaba cariño y yo le ofrecía sexo a cambio; afortunadamente para mí, ella nunca supo la diferencia. Creía que por tocar su cuerpo y hacerla mía, le estaba diciendo que la amaba.

Leí el cartel frente al cual nos detuvieron… “Kulta 314.”, lo cual no tiene una traducción directa, pero lo más cercano a traducción que encuentro es “Celda 314.”

Abrieron la puerta, nos quitaron las cadenas energéticas de las manos y con una fuerte patada, nos hicieron entrar a nuestra Kulta, la cual se encontraba sucia, ya que finalmente había fallecido nuestro viejo compañero Taka, un hombre 89 años de edad que sufría de una enfermedad desconocida que lo hacía descomponerse en vida.

Shanada vomitó de impresión, tristeza e impotencia, sus lágrimas hacían retumbar mi cabeza y sus aullidos de lástima me hacían fruncir el ceño mientras observaba atento el verdoso cadáver de Taka.

Tocaron la puerta.

-Deberían traer un equipo de limpieza aquí…- Susurré, sin parar de ver el cadáver.
Shanada se levantó y escupió en mi rostro al escuchar mis palabras, su sensibilidad empezaba a cansarme… Se metió en su habitación y continuó llorando, mientras yo esperaba respuesta de las personas fuera del Kulta.

-Deberías traer tus cosas, incluyendo a tu compañera, tenemos un trato que ofrecerte…- Dijeron varias voces al mismo tiempo, lo cual llamó mi atención.

-¿Ah?- Dije, girando mi cuerpo entero para ver a la puerta.

Observé que por entre los barrotes de esta, un hombre de traje con tres cabezas pasaba una llave y la dejaba caer de mi lado del Kulta.


-Dejaríamos la puerta abierta, pero no sabemos qué clase de cosas podrían tomarlos desprevenidos…- Dijo, en voz baja. –Los esperamos en la planta baja, de preferencia cúbranse como mejor sepan y no se acerquen a los demás Kultas, ya que ustedes mejor que nadie saben que los prisioneros son peligrosos. Que tengan una buena tarde.- Y se esfumó.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Ella.

Y es que no sé si llegaré a deshacerme de su recuerdo 


Estoy hablando con ella ahora mismo... Le he escrito un libro, miles de cartas y un par de canciones.
Le he hecho mía con palabras sinceras,  con unas cuantas caricias y miles de besos.
La verdad es que no recuerdo el día en que empecé a amarla... Tampoco recuerdo cuándo empecé a dejar de hacerlo.
Pero han pasado segundos, minutos, horas, años, quizá vidas.

Recuerdo bien cuando ella me dijo el primer "Te amo". Vacío... Muy vacío e insensato. No sabía que yo en ese entonces era un chaval que todo creía; Que pensaba en esa frase como algo definitivo, real y hermoso.

 Supongo que he hecho lo mismo con más de una persona, pero no puedo pensar en lo que ella hizo como un castigo, porque el karma no funciona así. Ni siquiera parecido.

Entonces, ¿Por qué lo hizo? Es lo que me pregunto para mí mismo cada maldito día... Y sé la respuesta pero no quiero aceptarla.

Lo hizo porque lo nuestro era casi irreal. Casi no significaba, aunque lo amaba... Amaba cada palabra, cada sentimiento, cada lágrima fuera de tristeza o felicidad. La amaba, porque la sentía real.

Pero en aquella navidad del dos mil doce... Mi sentido de la vida cambió cuando ella cometió uno de los errores más grandes de su vida. Serme infiel. 




Pd: Un saludo especial para Angel Alejandro Reyes. Amigo mío... Si estás leyendo esto, perdón por no contestar, lo que sucede es que estoy bloqueado en facebook.


lunes, 23 de diciembre de 2013

Los niños "fresa".

Realmente no estoy seguro de cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que me inspiré de esta manera para escribir. Hace mucho que simplemente había dado vueltas en la música, en consumir esa hierba que cuando se inhala su humo, te hace viajar por lugares desconocidos de ti mismo. Hoy me puse a pensar en lo vacía que es la vida de algunas personas... Infortunadamente entre esas personas estoy yo y muchos de mis amigos. Me puse a pensar en lo mucho que vale para ellos que una chica los acepte, sienten que valen algo sólo por eso, pero en realidad siempre han sido seres repulsivos si eso es lo que por su mente pasa. Yo no me siento especial cuando una chica me acepta o inclusive se acerca a mí para decirme algo relacionado con el amor o el sexo. Pero es que... Cuando eres al menos un poco reconocido eso es normal. Te llegan tipas queriendo tu atención por el simple hecho de que tú tienes la atención de demás personas. A veces me da miedo lo mucho que define tu personalidad una jodida marca, ya sea en tu ropa o en tu cuerpo. Está de moda ser alocado, extravagante, fiestero, tristemente solitario estando rodeado de gente y debo aceptar que me gusta. Me fascina esto, porque soy un tipo relacionado con la música... La música da más en estos tiempos que escribir; Pero no por eso voy a dejar uno de mis amores. Nunca me vas a ver bien vestido, eso sería muy raro. Prefiero gastar mi dinero en cosas más importantes para mí, mis amigos y mi familia. ¿Para qué tener marcas underground o muy reconocidas encima mío si es lo que todos esos farsantes programados hacen? Lo peor es que convivo con ellos y me agrada... Me abstengo de decirles que detesto lo que visten, pero creo que algunas personas han entendido mi mensaje y en realidad no sé si sentirme bien con eso... Ya que se están convirtiendo en versiones bizarras de mí.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Me observo en el espejo.

Me observo cada noche en el espejo, me doy cuenta de bastantes cosas al hacerlo; Poco a poco, mi rostro se torna más maduro… Las ojeras comienzan a notarse más y ya no se me nota mucha inocencia.

Vaya, ¿Quién diría que eso que me daba oportunidad de esconder algo de mi personalidad desaparecería así? Es decir… Cuando era aún más joven, siempre pensé que esa “inocencia” en mis ojos duraría para siempre y… Está desapareciendo.

Veo a los aún más jóvenes mostrando a sus amigos sus trofeos, sus chicas, sus fiestas y me pregunto: ¿Llegarán a ser tipos como yo?.. Adictos a varios tipos de drogas, al sexo, a las malas decisiones. Espero que no.

Estos días, me he centrado mucho en mí… Y en mi mujer, de mirada inocente, pero de corazón como el mío y con esa bella sonrisa que, a pesar del dolor, me hace sonreír también. Honestamente ya no sé qué será de mi vida.

Todo parecía tan fácil hace un par de años: Sentarse a esperar que las mujeres vinieran; El dinero, las fiestas, los amigos. Siempre había funcionado.

Cuando cumplí dieciocho años pensé que todo sería mejor… Que ya podría entrar a lugares donde de menor no podría. Sin embargo, me di cuenta de algo: ¡De menor ya me dejaban entrar a esos lugares!  Y ahora no tengo dinero para entrar.
Supongo que no soy el único al que le pasa.

Cuando estaba en primaria, hace ya varios años, soñaba con entrar a la secundaria… “Ser mayor” pensaba yo.
Pues bien, ahora ya estaría en universidad y no me siento grande… Es más, desearía quedarme así.
Estoy jodido, sin amor, sin algo seguro y sin trabajo… Pero al menos tengo placer cuando quiera.

Héctor “skull” Nájera.

Yo.

Yo no soy un nombre, pero es mi forma de presentarme.


Bien, realmente no sé qué podría decir de mí. Cómo describir a una persona sin descripción, como hacer una biografía de alguien que no tiene nombre.

No me siento especial, realmente. Soy un chico al que le gusta andar por las calles sosteniendo un cigarrillo, sin importarle que a las personas les moleste esa tos que emana cada que inhala el humo.

Me gusta pasar tiempo con mi chica, tener sexo con ella, porque en verdad, ¿A quién no le gusta el sexo?
Aquél que lo niegue está enfermo o simplemente no ha disfrutado de ello.

Soy de esas personas algo machistas y controladoras, de esas personas que muestran un lado malo para evadir a quienes no valen la pena y quienes no valen la pena, son los que se alejan al ver tu actitud de pelmazo.

No soy misterioso y tampoco me agrada convencer a las personas de que soy la persona más interesante del mundo, porque en realidad no lo soy, soy la misma mierda que ves caminar por la calle cuando vagas y no te das cuenta de las personas sin relevancia.

Soy ese chico al que no le ves buen culo, ni siquiera buen rostro y simplemente ves pasar a tu lado, pero no lo miras a los ojos, simplemente caminas en tu dirección sin notarlo.

No sé cuándo nací, no estuve ahí, la primera vez que recuerdo que estuve, fue a mis seis años, en un viaje al santuario de las mariposas monarca.

Nadie realmente sabe si nació... Yo no sé si nací, mi mente no llega a ese entonces. Hay testigos, por supuesto, pero, ¿Quién dice que no mienten?

Tal vez estemos soñando, tal vez estamos en un sueño tan profundo que no nos damos cuenta de que esa siesta de quince minutos se ha convertido en una nueva vida para nosotros.

En fin... Este soy yo. Bienvenidos a mi blog, bienvenidos a mi mundo, a mi diario, a mi barril sin fondo.
Simplemente bienvenidos.

Héctor "Skull" Nájera.